Los viajes inútiles
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Estambul I
¡Cómo abruma la Santa Sabiduría de Isidoro y Antemio! ¡Cuánto pesa la inmensa ligereza de esta casa! Ningún dios mereció jamás audacia semejante. Solo los mortales, acostumbrados al vacío y a la nada, podemos apreciar la libertad del aire encarcelado.
Pasaportes
El viajero es una figura literaria. Es turista quien tiene adonde regresar. Los que parten sin billete de vuelta se llaman de otros modos: emigrantes, refugiados, mano de obra o nada más que pobres gentes.
Siem Rep
A la entrada de hotel hay un estanque abarrotado de lotos. Dos mujeres trabajan todo el día limpiando una por una las hojas y las flores. Son delgadas y afables, más exquisitas que las plantas o el agua. Levantan cada pétalo, lo examinan, quitan un caracolillo, una larva o un gusano, lo lavan y vuelven a dejarlo donde estaba. Las hojas imperfectas son arrojadas sin piedad a un cesto de basura. Cada mañana y cada tarde contemplo un instante a las mujeres, las observo, las compadezco, les sonrío y subo al autobús o entro a la sala. El hotel siempre está en orden, los lotos del estanque flamean impecables.